sábado, 6 de septiembre de 2008

Buena gente

Susana hace sonar sus tacos contra el piso como un estruendo al caminar. Ligeros y precipitados sus pies se mueven marcando la velocidad de una ametralladora sobre la vereda que da frente a la plaza San Marín. Su recorrido es corto y cíclico: cuando llega a una de las puntas de la escalinata de la catedral da media vuelta y retorna hacia el otro extremo.

Muchas, como ella, se encuentran haciendo lo mismo cerca de la fuente con un itinerario fijo; muchas, pero en realidad ninguna como ella. Se le debe respeto por su antigüedad, por la experiencia y los años, que entre estas mujeres marca la diferencia.

Tacos, mencioné, y ropas llamativas. Pollera larga (cualquiera fuera la época del año), camisas escotadas y un gran pañuelo multicolor en la cabeza. Todas de ojos extremadamente grandes y feroces; atentos, pero piadosos.

En la mano izquierda lleva las baratijas que intenta vender: un set de agujas, una tijerita metálica, un estuche de manicura, algunos calendarios. En la mano derecha, con dedos que termina en uñas filosas y bien pintadas, decorados con anillos inmensos de antigüedad inexacta, lleva los gestos de seducción. Los años no le restan gracia a su cautivadora habilidad.

Se acerca a los peatones que pasan frente a la Catedral a paso atropellado (con el tiempo contado hasta para hacer una reverencia a la cruz) y en lo que dura el recorrido de una punta de la escalinata a la otra, ella pone en juego su encanto.

-“Mira que eres una buena gente porque te lo veo en los ojos, pero que algunas cosas no te están saliendo del todo bien; pero no te desesperes nadi-liabo que la gente que te rodea es muy buena, pero cuídate de los charlatanes y de aquellos que te sienten envidia joliabo; pero no dejes de perseguir aquello que quieres porque cuando lo alcances no sentirás goce más grande; y muy afortunado en el cames, el amor no te falta, las mujeres no se resisten a ti ni a tus encantos; pero anda mucha gente envidiosa a tu alrededor, y que para protegerte y mantener alejado a tus enemigos yo te puedo dar muchas bendiciones y buena suerte que-bagh , solo tiene que colaborarme llevándose una tijerita llena de suerte…”.

Se termina la escalinata; da media vuelta y camina a paso veloz junto a una mujer de sobretodo azul y cartera negra. –“Que yu carsan, mira que eres una buena gente porque te lo veo en los ojos…”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Taty, se me erizaron un poco los pelos leyendo esto.
Las imágenes invadieron mi cabeza mientras duró la lectura =)
Excelente !!!