sábado, 24 de mayo de 2008

Una dama en la Peatonal

San Martín amanece remolona cerca de las 8 de la mañana, y sus trasversales se toman una hora más para levantarse de la cama. Los locales de ropa sacan sus docenas de candados uno tras otro y casi media hora después abren sus puertas al público.

Los cafés colocan sus mesas a la peatonal y, como en bandada, aparecen los fieles clientes de la tercera edad, los que prácticamente mantienen la economía de aquellos lugares de encuentro que, en temporada alta, solo son puestos de paso para llenar el estómago.

Los vendedores ambulantes toman sus lugares, ensamblando su estantería portátil en medio de vidrieras ortodoxas que se toman como una broma semejante competencia en el mismo rubro. Por arte de magia, o de una mano invisible, la fuente frente a la Catedral se transforma en un manantial vivo, donde van a parar las que esperan, los conversadores, y algunos perros callejeros. Cada día, cerca de las 9 de la mañana, parece ser un calco del día que pasó, pero esto es solo en apariencia.

El sol de Mayo parece acompañar la ceremonia de apertura, aunque las bajas temperaturas, características de la cuidad, no beneficien a la salud de aquellos que pasan la mayor parte de sus horas en la calle, o aquellas…

Sabrina, “la más linda del escuadrón”, según la voz de sus propios compañeros, recorre desde hace apenas cuatro meses los caminos transitados del centro. Ella realiza, junto a su compañero y en bicicleta, el mismo recorrido diario, pero enfrentándose siempre a situaciones distintas. Tiene 22 años y una rigidez que espanta. El entrenamiento para formar parte de la Policía Federal y la nostalgia por la lejanía de su hogar, la volvieron resistente a los cambios climáticos, a los cambios de humor y temperamento.

Aunque sea igual en condiciones y trato frente a sus pares, ser mujer es un estereotipo que caracteriza a la debilidad. Nada debe temerse más en la calle que a los prejuicios, porque ni una noche fría envuelto entre diarios, ni las pocas monedas que se pueda ganar como salario mínimo hacen tanto daño como la suposición de algo que no se es. Y si hay algo que ella no es, es ser endeble.
Arrebatos en comercios, peleas callejeras, gente mal humorada que perdió un sueño envuelto en un hermoso paquete azul, peleas entre parejas, son algunos de las contrariedades a las que tiene que hacerle frente, aunque la culpa de todos eso males la tiene el clima cambiante de la cuidad, claro está.

“Me siento 44”, repetía incesante un paciente psiquiátrico que paseaba por la zona que ella vigila; cosas curiosas se presentan en el trascurso del día, y nadie menos cuerdo que aquel que pasa por la peatonal mirando fijamente su reloj de mano durante muchas cuadras; o aquel que mnémicamente revisa todo el tiempo sus bolsillos para asegurarse que todo esté en su lugar a cada paso; o aquel que fija su mirada en el horizonte, con marcha apresurada, y aprieta sus puños cerrados en los bolsillos del saco, guardando con fuerzas e imaginariamente aquello que no tiene, por si alguien se lo llega a pedir.

Ningún día es como el otro en la calle, hay mucho más de lo que vemos. Y los que vigilan ven más allá de nuestras narices; y se hace cálida la sensación que, a pesar de los reproches y las quejas, alguien vela para que nuestra perfecta jornada calcada no se manche con tachones.

2 comentarios:

pedringui dijo...

Muy interesante la representación de como "se despierta" la peatonal de la ciudad, aunque me hubiese gustado que se indague un poco más en la vida de la mujer policía, conocer un poco más de su vida, de sus pensamientos, de sus sentimientos, que fue lo que la llevó a convertirse en lo que es, y como afronta esos prejuicios de los cuales vos comentas.
Además, ya es que "la más linda del escuadrón" podrías haber puesto una foto de ella... jajaja.
Al margen de eso, la nota me gusto mucho, la lectura es más que agradable y placentera, seguí así.

Anónimo dijo...

La historia me parecio interesante, igual siempre pienso que mas alla de que uno este o no de acuerdo con un articulo, lo importante es que nos sirva para hacernos reflexionar. "Ningún día es como el otro en la calle, hay mucho más de lo que vemos", esa frase me encanto (si es que la entendi bien). Yo diria que incluso mucha gente ya ni si quiera ve cuando camina y va imaginando por ejemplo el tema musical que reproduce su mp3, lo lamentable es que esa gente se aleja de las problematicas sociales, porque si uno espera conocer la realidad por el noticiero esta equivocado. No hay dudas, me colgue!!!...te felicito por el articulo y segui pensando que mucha gente ya dejo de hacerlo...maxi