sábado, 22 de marzo de 2008

Extra, extra: "Un loco lindo"


Fue conocido como Miguelito; nadie supo decirme dónde vive, pero todos sabían desde dónde venía y hasta dónde llegaba su viaje. Comienza a caminar todas las mañanas desde la redacción del diario La Capital, en la Avenida Champagnat (sitio en el que firma su deceso la Ruta Nacional Nº 2), recorre los barrios, recolecta información sobre allanamientos, piquetes, tumultos, la comenta con los vecinos que estén interesados y termina su recorrido a pie en la calle 12 de Octubre, en el puerto de Mar del Plata.

No es muy alto, es canoso, siempre bien afeitado y vestido con ropa formal. Sus largas caminatas y el clima cambiante de la ciudad lo obligan a llevar puesta ropa de abrigo en cualquier época del año. Con modales muy educados habla todo el tiempo de sus sobrinas mellizas de quince años, que la semana pasada vendieron su pelo para hacer extensiones. Recorre las tiendas de ropa y las vendedoras, sus amigas, le regalan bolsas de cartón impresas con las marcas más prestigiosas que lleva en ambas manos sosteniéndolas con fuerza. El elemento recolectado se cambia por unas masas finas en una panadería donde ya es un “cliente” habitual, o por una sonrisa, cuando airoso agasaja a alguna señorita en su recorrido, regalándole la bolsa más colorida y mejor decorada.

Lleva cruzado por la espalda el típico bolso de canillita, que llena con diarios al comenzar su recorrido; según alguna fuente, vende cerca de 150 ejemplares por día, aunque no se puede corroborar si el número es acertado o es parte de los datos mágicos que se le adjuntan al relato de su vida. Lo que si es real, su creativa manera de falsificar la realidad acartonada: “Extra, extra, murió Mirta Legrand”, “extra, Susana Giménez festejo los 25 años junto a sus mejores amigos de la farándula; toda la intimidad de la fiesta, extra”. Los jubilados que hacen la cola en el Banco Provincia, casi llegando a la avenida Edison, lo esperan cada día expectantes para verlo pasar cerca de las nueve por la vereda de enfrente, aunque después de oírlo refunfuñan, vaya uno a saber si por la obvia inverosimilitud de su relato o por las mañas de la edad.

Tiene una voz y un estado físico envidiables, por estar rondando los (supuestos) cincuenta años. Es amigo de la calle, vecino de lo ajeno y cómplice de los chismes; “un loco lindo”, lo calificó un antiguo espectador de su constantemente renovado espectáculo. Es de esos que no mueren porque están pegados a lo cotidiano. Nadie sabe desde cuando, pero se cree que vino incorporado con el asfalto de las calles y va a seguir estando hasta que los autos vuelen y ya no queden noticias sorprendentes por vocear.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta que se destine una parte de la revista en entrevistar a gente que vive y trabaja en la calle. Me parece una idea fantastica y super original. Además, la forma de narrarla le da un toque copado. Sigan asi